Una forma de valorar nuestra identidad como cristianos es comprendiendo su llegada a nuestro territorio. Para esto es necesario apelar a la historia. Pero, como todo evento histórico, es necesario comprenderlo en el tiempo y ubicarnos. La evangelización del Perú se realizó con la llegada de los españoles a tierras americanas, pero esta no se dio de manera sincrónica en todos los territorios. Para el caso peruano, esta se desarrolló en tres etapas: Cristianización intensiva o inicial, lucha contra las idolatrías o fundante y cristalización de la religión andina o de consolidación.
Cristianización intensiva o etapa inicial
Abarca desde la llegada de los primeros misioneros al Perú junto a los conquistadores, hasta fines del siglo XVI. Dentro de este lapso de tiempo se llega anular el culto oficial incaico, mas no la religiosidad popular. Fue un periodo donde se llega a bautizar de manera «intensiva» y numerosa a las distintas etnias, aunque esto resultaba ser más un problema, que un éxito[1]. Algo que se relaciona con lo anterior es el hecho de que inicialmente no haya una sistematización de los métodos misionales, cada religioso evangelizaba como bien le parecía. Muy aparte que la situación entre los conquistadores no brindaba el panorama ideal para la evangelización. La situación llega a mejorar en ciertos aspectos cuando el Perú se «pacifica», se establece un orden virreinal efectivo con Francisco de Toledo; la llegada de la Compañía de Jesús también resulta significativa, pues renuevan los métodos misionales dentro del territorio, muy aparte que ejercían una gran influencia frente a las otras órdenes religiosas; las celebraciones de los primeros tres Concilios Limenses dan como resultado la elaboración estratégica de un plan misional, muy aparte de prestar atención a las lenguas originarias para la elaboración de vocabularios o catecismo trilingües que resultaría provechoso para el religioso.
Lucha contra las idolatrías o etapa fundante
Aunque pareciese que el final de la anterior etapa nos brindara altas expectativas en cuanto a la efectividad de la labor misional en el Perú, esto solo sería una ilusión. En 1608 un cura mestizo del pueblo de San Damián de Checa en Huarochirí fue avisado por un indígena de nombre Cristóbal Choquecacca, que los indígenas al finalizar las celebraciones católicas, procedían a celebrar por un periodo de cinco días a Pariacaca, divinidad andina, de manera secreta. Aunque tal práctica ya se hacía con anterioridad, como lo muestra el caso del visitador Cristóbal de Albornoz en Huamanga para el año de 1569 con el movimiento idolátrico del Taki Onqoy. Lo importante de esta etapa es que se corrigen errores de la anterior, la evangelización ya no es tan exaltada, sino, más bien se procede a tener mayor cuidado en la aplicación, es por ello que algunos religiosos comienzan a elaborar manuales que puedan servir a las «extirpaciones de idolatrías» como es el caso del jesuita José de Arriaga en 1621.
Cristalización de la religión andina o etapa de consolidación
Esta etapa comprende la segunda mitad del siglo XVII en adelante. Tal periodo evidencia un avance en la cristianización de las poblaciones andinas. Las antiguas generaciones que estaban coludidas con las antiguas creencias religiosas habían dejado de existir, quienes se encontraban para tal periodo eran los hijos o nietos de estos, que estaban más predispuestos a llevar en práctica la doctrina cristiana, aunque como anota el P. Manuel Marzal, las poblaciones andinas «aceptan el catolicismo, aunque con interpretaciones del mismo, y se conservan elementos religiosos autóctonos». Un ejemplo de «cristalización» vendría a ser las numerosas expresiones del arte barroco andino: Templos, lienzos, esculturas, música, etc.
Bibliografía consultada
Cordero, M. (2016). Institucionalizar y desarraigar. Las visitas de idolatrías en la Diócesis de Lima, siglo XVII. Lima: PUCP-Universidad Adolfo Ibáñez.
Duviols, P. (1977). La destrucción de las religiones andinas. México: UNAM.
Estenssoro, J. (2003). Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo 1532-1750. Lima: PUCP.
Glave, L. (1998). De rosa y espinas. Economía, sociedad y mentalidades andinas, siglo XVII. Lima: IEP.
Marzal, M. (1988). La transformación religiosa peruana. Lima: PUCP.
Ramos, G. (2017). Muerte y conversión en los Andes. Lima y Cuzco, 1532-1670. Lima: IFEA-IEP.
[1] Podría aplicarse la célebre frase del religioso sevillano Pedro de Quiroga: «hombres bautizados, pero no catequizados».