Caida de estados pontificios

La caída de los Estados Pontificios y el llamado del Papa León XIII

Los Estados Pontificios consisten en el territorio civil que, por más de 1000 años (754-1870), reconocían al Papa como señor temporal y tenían su origen en donaciones de nobles romanos del siglo IV a la Iglesia. Sin embargo, estos vieron su fin debido a que el rey de Piamonte (Cerdeña-Víctor Manuel II), que en su aspiración de unir toda Italia, adoptó una política separatista contra la Iglesia. Así pues, los piamonteses se lanzaron sobre los Estados Pontificios, y el 20 de septiembre entraban en Roma las tropas de Víctor Manuel.

El Papa Beato Pío IX protestó ante las potencias extranjeras y excomulgó al rey con sus colaboradores, pero los piamonteses no retrocedieron. Debido a esto, el Papa tuvo que vivir, como prisionero en el Vaticano, de las limosnas que los católicos del mundo le proporcionaban, hasta el día de su muerte, el 18 de febrero de 1878. A los 2 días, fue elegido el Papa León XIII, quien adoptó la misma postura de Pío IX.

Así pues, al Papa León XIII le preocupaban hondamente el dogma, la moral y los problemas modernos. Ya en su primera encíclica, Inscrutabili Dei, previene contra los peligros de error que nos amenazan y exhorta a buscar el remedio en la Iglesia de Dios y en su doctrina. Defiende, además, la soberanía temporal del Papa.

Las enseñanzas de esta encíclica se pueden aplicar a los tiempos de hoy, ya que, de hecho, hoy vemos y sufrimos —de distinto modo en cada pueblo— las consecuencias de no hacer caso a esta sana doctrina.


Resumen de Inscrutabili Dei Consilio

Encíclica dirigida a: Los Patriarcas, Arzobispos, Obispos en gracia y comunión con la Sede Apostólica.

  1. Introducción: Se muestra “el triste espectáculo de males que afligen al género humano”: la deformación de las supremas verdades que sostienen el orden social, el rechazo de toda autoridad legítima, desprecio de las leyes que rigen las costumbres y defienden la justicia, codicia de los bienes caducos y olvido de los eternos, y malversación e imprudencia de los que, equivocándose, aparecen como defensores de la patria y de la libertad.
  2. La causa de estos males es “La autoridad de la Iglesia despreciada”: Esta autoridad, “preside a la humanidad en nombre de Dios y es garantía y apoyo de toda autoridad legítima”. Esto lo saben los enemigos del orden público, por lo que atacan a la Iglesia con calumnias y la hacen odiosa y enemiga de la civilización.Consecuencias: Leyes contra la Iglesia y su ministerio; instituciones de caridad dejadas en manos del Estado (hoy dispuesto a la eutanasia y demás); libertad desenfrenada de enseñanza y de prensa para todo lo malo (hoy ideología de género, anticoncepción), mientras se viola y se oprime de mil maneras el derecho que tiene la Iglesia a la instrucción y educación de la juventud.Solución: Ante lo grave de esto, debemos hacer apostolado y entregarnos a la defensa y reivindicación de la Iglesia de Cristo y de la dignidad de esta Sede Apostólica, vejada con tantas calumnias en los calamitosos tiempos actuales.
  3. La Iglesia y los principios eternos de verdad y de justicia: Sin estos principios, las civilizaciones carecen de fundamentos sólidos. Prueba de esto, podemos ver que los tiempos en que la Iglesia era respetada como madre han sido mejores que los de hoy, tan hostiles a la Religión.
  4. El verdadero progreso aproxima la humanidad a Dios: Esa civilización que choca de frente con las santas doctrinas y las leyes de la Iglesia no es sino una falsa civilización. Progreso civil no es desprecio del poder legítimo, no es libertad desenfrenada para goce de deseos perversos, la impunidad de crímenes y maldades.
  5. El Pontificado y la sociedad civil: La Sede Apostólica fue el vínculo sagrado de concordia que unió unas con otras a las naciones lejanas entre sí y de tan diversas costumbres, y baluarte inquebrantable para que los pueblos no caigan en la superstición y la barbarie.
  6. Italia y el Romano Pontífice: Se invocan los tiempos de Papas como San León MagnoLeón X y otros Pontífices, con cuyo auxilio y protección Italia se libró del horrible exterminio con que la amenazaban los bárbaros, conservó incorrupta su antigua fe, nutrió y mantuvo viva la luz de las ciencias y el esplendor de las artes.
  7. La soberanía del Romano Pontífice: “Para amparar ante todo y del mejor modo que podamos los derechos de la libertad de esta Santa Sede, no dejaremos de esforzarnos: para que Nuestra Autoridad sea respetada y para que Nuestra Potestad y ministerio no tengan obstáculos”.
  8. Acercamiento a la Iglesia, fuente de autoridad y salvación: “Clero, procuréis inflamar en los fieles que os están confiados el amor a la Religión, que les mueva a unirse más fuertemente a esta Cátedra de verdad y de justicia, y a rechazar opiniones contrarias a las enseñanzas de la Iglesia”.
  9. La doctrina conforme a la fe católica: “Estad sobre aviso, que ninguno os engañe con filosofías y vanos sofismas, según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2, 8). Siguiendo las huellas de Nuestros Predecesores, desde esta Apostólica Cátedra de verdad, confirmamos y renovamos todas estas condenaciones a los errores, rogando con instancia al mismo tiempo al Padre de las luces que, perfectamente conformes con todos los fieles en un solo espíritu y en un mismo sentir, piensen y hablen como Nos.
  10. La corrupción de la familia: La educación de la juventud debe empezar desde los primeros años. Nuestro Señor, por el matrimonio, proporcionó también eficacísimos auxilios a los padres y a los hijos para conseguir fácilmente, con el cumplimiento de sus mutuos deberes, la felicidad temporal y eterna.
  11. Motivos de esperanza: “Aunque este trabajo supere nuestras fuerzas, como Dios nos hizo capaces de mejorar y puso a la Iglesia como elemento de salvación, nos abrigamos gran confianza de que, merced a los trabajos de vuestro celo, los hombres ilustrados con tantos males y desventuras, han de venir finalmente a buscar la salud y la felicidad en la sumisión a la Iglesia y al infalible magisterio de la Cátedra Apostólica”.

Puede leer la encíclica Inscrutabili Dei Consilio completa haciendo clic AQUÍ

Picture of Hno. Oscar Salazar mCR

Hno. Oscar Salazar mCR

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